Turno de noche

Hoy es miércoles y
bajo las sábanas mis manos tiemblan de pasado.
Yo me alargo, te busco, detecto una ausencia,
un vaso sin leche, esta novela.
Miro a la noche y la respondo que sí, bajo y
en el ascensor nace la vista y
en el portal el oído, dos jóvenes con espalda de buzón
y voces desabrochadas.
La avenida,
el parque,
en la rotonda el puesto de hamburguesas y de perritos calientes,
sus alegres bombillas tristes y sus botes de ketchup con ojeras,
una canción de Belle and Sebastian en los cascos y,
dentro del bolsillo,
un, dos, tres, diez teclas sin acorde.
Extrarradio de
ropas tendidas y
en la explanada
las carrozas de un circo que escapó de la ciudad,
que nos dejó en sus calles
sin función,
a solas con las bestias,
vigilantes de este turno de noche
donde nadie duerme.

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