Un río ancho y lento rodea el horizonte. A su curso se asoma la terraza del hotel Bellevue, donde Víktor, apoyado en la barandilla, parece observar las garzas, los álamos y chopos que subrayan las aguas aunque, en verdad, atiende ansioso un telegrama de Madrid.
Cede la luz en el cielo cuando una mano enguatada, negra, le extiende un papel breve y curvo, con vocación de papiro. Víktor lee el mensaje y alza la vista. Los álamos se mecen con la tristeza de una caja de música. Mientras tanto, el río, horizontal, le confirma el mensaje que aún tiembla entre sus labios.
La terrasse de l’hôtel Bellevue (Pierre Villecourt; ed. Aimos, 2018).
