Corrientes circulares en el tiempo

SSC

– Vamos con el caso de estudio de hoy. Escuchen. La empresa británica SSC tiene como fin social el comercio inglés con América Latina. Se trata de una empresa con capital estatal, y el fin último de sus beneficios será el repago de la deuda nacional británica. Adelantando ingresos futuros, la compañía busca financiación mediante la compra de bonos del gobierno, y entrega a cambio acciones de la empresa. ¿Todo claro hasta aquí?

Un silencio afirmativo en la sala.

– Por razones que no vienen aquí al caso, los beneficios nunca llegan a materializarse. Los accionistas, sin embargo, mantienen la fe en la empresa. SSC pasa a convertirse en un juego inversor antes incluso que en una empresa exportadora, que es su objetivo natural. Las acciones de la compañía suben… dejadme que busque el dato exacto, aquí está, sí, las acciones suben en seis meses de 128 a más de 1000 libras.

Caras de sorpresa entre los alumnos, alguna sonrisa.

– Lamentablemente los beneficios siguen sin aparecer; algún inversor sospecha que la compañía está sobrevalorada, y vende con éxito su participación. Otros muchos accionistas siguen luego el mismo camino, y se deshacen de sus títulos. El precio se desploma y SSC anuncia que no puede hacer frente a los pagos. Pueden imaginarse el drama. El Reino Unido toma cartas en el asunto, y ante la gravedad de la caída decide reflotar la empresa, o como se dice ahora, rescatarla. SSC, que tenía como fin último reducir la deuda británica, produce el efecto contrario. El gobierno inglés adquiere casi nueve millones de libras en el mercado para salvar su quiebra. ¿Habían oído hablar de este caso real?

Nuevo silencio en la sala, pero una mano se levanta.

– ¿Quién tomo esa decisión? ¿Y por qué?

– El por qué daría para un largo debate. Digamos que pienso que hay negocios, o sectores productivos, que no deberían ser un juego del mercado. O que deberían estar vigilados muy de cerca. La otra pregunta es más rápida y fácil de responder. Se llamaba Robert Walpole.

– No me suena nada.

– Es normal. La codicia tiene amnesia, pero la historia no. Robert Walpole fue First Lord of Treasury desde 1721 a 1742. Porque el caso que acabo de contarles ocurrió en el siglo XVIII.

Hay un ruido de asombro en la sala.

– Robert Walpole fue algo así como el Prime Minister, si se me permite la salvedad ,pues no existía ni ese cargo propiamente dicho ni con ese nombre. Las siglas SSC corresponden al nombre real de la empresa: South Sea Company. Preferí daros el nombre en siglas para contribuir al engaño. Su objeto social era quitarle el comercio de esclavos a las colonias españolas en el Nuevo Mundo. Los problemas de gestión de los que hablaba tuvieron que ver con la guerra de Sucesión española, y la tardanza en la firma del Tratado de Utrecht, firma que no llegó hasta 1713. Por entonces la empresa ya estaba endeudada y a merced de los especuladores. El derecho de los británicos que reconocía este Tratado, el llamado Asiento, no se pudo llevar con facilidad a la práctica, en parte, ya os lo podéis imaginar, por culpa de los obstáculos que pusieron los españoles. De ahí que los ingresos nunca llegaran como estaba previsto. Pero las fechas o los nombres son secundarios, y por eso les he contado la historia omitiendo todos estos datos. Podemos concluir que se pueden olvidar los detalles, los hechos, los datos, la historia en su conjunto, pero el hombre nunca olvida las motivaciones, las más altas y las más bajas, siempre juntas, dominando a veces unas y a veces otras, en el siglo XVIII, antes y después. Siempre las motivaciones, la humildad y la codicia dando vueltas a nuestra cabeza, como corrientes circulares en el tiempo.

http://en.wikipedia.org/wiki/South_Sea_Company

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