Marguerite Duras nació en Saigón en el año 1914. Su padre era profesor de matemáticas. Su madre era institutriz.
Con 70 años obtuvo el premio Goncourt con su novela L´amant: traducida a más de cuarenta idiomas, fue un éxito de ventas mundial. Jean-Jacques Annaud la llevó al cine, pero el resultado disgustó a su autora.
En mayo de 1990 Marguerite recibe una noticia: su antiguo amor adolescente ha fallecido. Ese joven chino del que nos habló en El amante ya no existe. A Marguerite le asombra no haber pensado nunca que él pudiera morir. Que pudieran desaparecer las manos de su amante, su cuerpo, su piel, su sexo.
Decide escribir una novela. Abandona otras tareas e inicia la escritura de L´Amant de la Chine du Nord.
Se mira al espejo: tiene setenta y seis años, y escribe algo que ocurrió hace sesenta.
Durante el texto de Marguerite hay pies de página que guían una posible adaptación cinematográfica. La autora no quiere otro desastre como ocurrió con la película de L´amant. Por esa precaución el libro se mueve entre letras e imágenes. Así lo advierte casi desde su comienzo:
C´est un livre.
C´es un film.
Cada frase del libro es breve: la longitud en letras entre dos amantes. Escritura de telegrafista, escritura de emergencia, escritura de salvación. Los párrafos son huesos, ramas desnudas. En la mudanza del recuerdo se han extraviado los adjetivos.
Para Marguerite Duras la vida es una pirámide. Los días se amontonan pero el tiempo se achica: por eso la vida tiene esa forma egipcia, y por eso cada día cuesta más de escalar que el anterior.
Lo que da la base a la vida es la infancia. Los primeros escalones.
Dice Marguerite que hay padres que educan hacia el futuro: ¡ya lo harás, ya lo harás más tarde!, reprenden a sus niños.
Esta novela es la negación a esa idea: la negación a un destino.
¿Por qué más tarde?, se pregunta.
¿Por qué no ahora?, argumenta. Ahora que la pirámide no existe. Ahora que el mundo está sin domesticar.
La novela nace en un espacio por construir. La novela acaba donde para todos empieza la madurez. Una altura donde los peldaños provocan vértigo. Alcanzado ese punto, el miedo nos impide descender. El desamor. La injusticia. El horror. Las obsesiones. El racismo de una relación marcada por la piel. ¿Cómo hemos escalado hasta este lugar? ¿Por qué nunca miramos hacia atrás? ¡Ya lo harás, ya lo harás más tarde! Pero ahora es demasiado tarde.
Cuando empieza la vida adulta, a Marguerite Duras le ha dejado de interesar la vida: es tiempo de escribirla. Bajar los escalones, que son párrafos. Se sienta en un andamio de recuerdos: es el momento de hablar de su amante por medio de las palabras. Y dice: el enunciado es la clave. No, lo contrario. Se ha confundido: la ausencia es la clave. La ausencia de enunciado. Eso es, y Marguerite escribe: la ausencia de un enunciado es la clave. Un amor que llegó sin enunciado. Sin declaración previa. Con la vida por construir.
El paquebote la lleva camino de París. Mira al océano, y las estrías del mar se reproducen en su frente.
¡Ya lo harás, ya lo harás más tarde! Gritan los padres a los niños.
Y ella, como un eco averiado, se pregunta en voz baja: ¿por qué mienten los padres a sus hijos?
Le gustaría llenarse otra vez de pasado. Volver a ese primer escalón. Tiene casi ochenta años, y su amor infantil ha fallecido. No, nunca, nunca lo harás más tarde.
Corolario: en una entrevista al escritor argentino César Aria en El País, dice: «“La decadencia en el ser humano empieza a los seis años porque se pierde esa elegancia maravillosa que tienen los niños; la creatividad. Uno ve un chico de cuatro años y es estado de gracia, inteligencia y atención. Pasan diez años y se transforma en un adolescente estúpido, distraído, maleducado. Es como una crisálida al revés: no sale una mariposa sino una oruga”.
No he leído ninguna de las novelas. Pero si vi la película y me gustó bastante. Sabemos que los libros y las películas son siempre cosas distintas con distintos lenguajes, pero hay mejores y peores adaptaciones. Al no haber leído la novela solo pude quedarme con el lenguaje del cine. No sabía que no gustó a la autora.
Gracias por tu comentario.
A mí me ocurre lo contrario: no he visto la película. Así que los dos pienso que tenemos una tarea pendiente.
Aprovecho para decirte lo mucho que me gusta tu blog (¡dan ganas de vivir en el Renacimiento!) y preguntarte cuál es el estilo que utilizas de WordPress, ya que me encanta.
Un cordial saludo,
Si, tengo pendiente el leer las dos novelas.
Gracias por tus palabras para mi blog. El tema de mi blog se llama Book Lite, está activo y lo considero adecuado para mi blog, que tiene sobre todo escritos. En un principio eché de menos la barra lateral, pero ahora lo considero adecuado. Si fuera un tipo de blog que tiene que dar mas información necesitaría otro tema…, y de este, además, me gusta la tipografía.
¡Me ha encantado! Muchas gracias, me paso al Book Lite… y ya lo último que te pregunto, que soy un pesado: ¿cómo logras justificar el texto? ¡Gracias!
Simplemente en el escritorio tienes la opción de ajustar la escritura, derecha, izquierda o justificada.
El Book Lite no es muy usado en blogs en español
Queda estupendo el Book Lite en tu blog 🙂
¡Es cierto! Muchas gracias a ti que me has dado la idea desde tu gran blog.
Uy
me fascino la pelicula..me gustaria leer el libro
Yo al contrario: me fascinó el libro, desconozco la película. Tu comentario es una buena razón para equilibrarlo. ¡Gracias!
A mí me fascinó el libro. Falta la película. Tu comentario me anima a por ella. Muchas gracias.