Lo bueno de cultivar las aficiones sin más objetivo que el placer es que uno se atreve con todo, con un descaro infantil, buscando quedar satisfecho con lo que se imaginó y luego queda en el papel, con resultado desigual y siempre inferior al que se soñó, y entregándolo ahora a este juguete nuevo que es el mundo digital, aguardando con un pizca de suspicacia si gustó o no, qué pensaron de él otras personas que hacen suyo el texto por unos instantes.
En ese feliz atrevimiento por tocar distintas especialidades, que son al final placeres, publico una poesía escrita hace justamente un año, en el verano del 2011.
No me despido sin antes deciros que esta es la décima entrada al blog, y quiero daros las gracias a todos los que me habéis leído, casi todos conocidos y algunos anónimos. En la sala de máquinas de la página he descubierto una opción donde dice los países desde los que unos dedos o un click de ratón les han llevado hasta aquí. Mayoritariamente visitas desde España y Estados Unidos, pero también Francia y países de América Latina.
Nuevamente, gracias.
Estallar
Justo cuando me descubres nuevas emociones
nunca antes sentidas.
Justo cuando empiezo a pensar que es verdad
que la vida es algo de dos en dos,
que las vagonetas del parque de atracciones
han pensado en parejas
como tú y como yo,
con caries en la doce y bonos descuento en el pantalón.
Entonces el destino se vuelve a burlar:
es siempre efímera la felicidad.
Y me dices que no quieres hacerme daño
(pero lo estás haciendo),
que es mejor volvamos a ser amigos
(pero odio los premios de consolación),
que nos demos un tiempo,
pero el mundo está a punto de acabar.
Y descuelgas la ropa aún húmeda del tendedero y
olvidas una camiseta de Zara y un calcetín
como notas de algodón y silencio
en un pentagrama de patio interior.
Estaré en casa de mi madre, no te preocupes
dices y cierras y veo tu coleta un cometa que se pierde en la
(mirilla.
Regreso al sofá sin dirección,
aterrado y vulnerable bajo un cielo de grúas de extrarradio.
No quiero encender la radio ni el televisor, solo silencio,
(el Athletic de Bilbao, por cierto, empató a dos).
Pero hay un ruido seco y constante,
una marea de objetos que han naufragado
anónimos, sus historias por contar.
La razón que los llevó a juntarse
en una estantería sueca
a punto de estallar.
Sr. Dilla: me encanta el blog, pero es que con esta entrada, te has superdado: has conseguido que me lea una poesía entera. hacía años que eso no sucedía.
Gracias por el blog, mantenlo, mantelo.Los fans lo agradecemos, de veras!!
Muchísimas gracias por tu comentario, Migue, ¡deseo mantenerlo! así que espero que te gusten tanto las próximas entradas.
Impresionante poema. Una mezcla de Benedetti y Alberto de Cuenca. Cotidianeidad hecha poesía. La metáfora del pentagrama es una pasada. Enhorabuena. No dejes de escribir.
Gracias por tus amables palabras, Javier, con estos piropos me entra miedo de seguir escribiendo, pero desde luego que continuaré en ello. Un abrazo.