Rintintín

Es una tragedia; una tragedia para mí, se lo aseguro. Puede que no me comprendan. O que piensen lo contrario: que la tragedia es la de los otros, aquellos que abren cautelosos la mochila que yo inspeccioné. ¿Cómo les digo que perdí mi olfato si, además, cada vez que acaba bien una misión, me regalan galletas de perro?

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