Zasca, derivación de la onomatopeya zas, o sonido de un golpe, es una palabra de moda, y por lo tanto espantosa. Vulnera el buen gusto y el oído vibra con malestar al escucharla, como el rumor metálico de las vallas de un zoológico. Un zasca es la versión adulta de las collejas colegiales, aquellas manos rápidas, infantiles, cobardes, brazos anónimos en pasillos mal iluminados, el golpe en la nuca, futuro zasca, risas de los demás y la mirada de uno sobre la baldosa.
Los defensores del zasca, habitantes de un paleolítico intelectual, los absorben y celebran como atajos a un pensamiento del que, en su mayoría, carecen. Cuando todo es superfluo, cuando nos hemos zampado el tiempo, cuando escuchar significa perder los nervios, el zasca es un puñetazo en la mesa, una hinchazón sonora que no deja ni busca la réplica. Quienes los aseveran y quienes, mediante las redes sociales, amplifican su contenido, son eslabones de un empobrecimiento intelectual amplio. Suelen dirigirse a los demás mediante una pregunta modelo, y que se inicia así: «¿has visto el vídeo con el zasca de…? ¡Es viral!», y desde luego que ese adjetivo hace referencia precisa a la infección que me producen. Los que difunden zascas lo hacen con una vehemencia que produce miedo, por lo tajante de sus ideas y por la determinada voluntad a rechazar el diálogo, a ignorar el ejercicio de la autocrítica y el respeto a lo singular. El zasca es el epítome de un disparo, una pólvora de niebla que persigue el aturdimiento y el aplauso, la adhesión y la ira, y por eso que quienes los fomentan, tal vez sin saberlo, dan servicio a fines autoritarios, donde las libertades individuales, comenzando por la de expresión, quedan en silencio, como teléfonos sin volumen. Cuando una sociedad celebra la comunicación a través de zascas, camina hacia el sectarismo de las tiranías.
100% de acuerdo contigo Mr.Daniel.
Es penosa tanto la expresión como el hecho que representa.
Totalmente de acuerdo. Con lo bonito que es «argumentar», «razonar», «argüir», «discrepar», «fundamentar», «replicar», «inferir»….tenemos una lengua muy bella por la cual discurrir ¡Te quiero Danuchi!